El recuerdo del tranvía que circuló hace 100 años en la ciudad de Cochabamba y los valles permanece en la memoria de las nuevas generaciones que conocieron de este medio de transporte por el relato de sus abuelos y cobra fuerza ahora que se planifica la construcción del tren metropolitano a través de un contrato adjudicado por el Ministerio de Obras Públicas a la empresa española JOCA por 504 millones de dólares.
En opinión del sociólogo del Centro de Estudios Económicos y Sociales de la UMSS, Fernando Salazar, nadie se opone al tren, porque es un patrimonio. Sin embargo, como no es la primera vez que la ciudad tendrá un tranvía es necesario un manejo transparente del proyecto y una participación de sectores sociales y autoridades.
“No olvidemos que tuvimos un tranvía de servicio que funcionó en el Siglo XX y que tuvo grandes ventajas por su eficiencia, calidad y tecnología”, remarcó. Explicó que a diferencia de nosotros, la generación pasada se transportó mejor. Por otra parte, el cochabambino es un migrante y conoce el sistema internacional de subterráneos, tranvías, buses y taxis. “Los cochabambinos queremos eso, un sistema múltiple”, dijo.
Manifestó que el proyecto del tren entró en agenda en 2012, cuando la consultora Belmonte presentó su estudio. Dijo que uno de los puntos concluyó que rehabilitar la antigua red podía atentar contra las tierras productivas y cuenta lechera, que garantizan la seguridad alimentaria.
Sin embargo, la construcción del tren metropolitano a cargo de la empresa JOCA prioriza este tramo. El sociólogo expresó que en 2012 se aconsejó construir la ruta por las avenidas Blanco Galindo en Quillacollo y Chapare en Sacaba.
En 2015, el plan del tren provocó regocijo cuando se incluyó en la oferta electoral del oficialismo y se anunció la firma del contrato. “Todos estamos conscientes de que la Hyundai iba a ser la ejecutora, la presentaron y nos dijeron que esa era la empresa”, dijo.
Siguió: “Nadie cuestionó por eso. Todos creíamos eso hasta que vino la firma con JOCA. Ahí se dio la primera reacción, porque nadie conocía de esta empresa. Entonces, algo malo estaba pasando: improvisación de contrato, invitación directa”.
“Cuando se habla de estas palabras ya quiere decir que hay un trato entre gallos y medianoche, ése es el término que utilizan nuestros padres. Hubo algo extraño en esa firma”, opinó.
“Los cochabambinos tenemos varias experiencias traumáticas, como Misicuni. Hicieron todo un espectáculo con la firma y de repente era un consorcio fantasma, similar a Aguas del Tunari. Y hasta ahora los responsables no están en la cárcel; es más, están por meter juicio”, dijo.
Concluyó: “Este contrato nos lleva a esa memoria. No conocemos el contrato, no puede haber confidencialidad en una obra tan importante. Reitero, el tren metropolitano es nuestro patrimonio, no es del Gobierno. Por otro lado, no sabemos el alcance, por qué cuesta así”.
Orellana: “No seré cómplice”
Después que la presidenta de la Asamblea Legislativa Departamental, Leonilda Zurita, le pidió al asambleísta de la oposición Mario Orellana que se cuide para no ser declarado enemigo de Cochabamba por denunciar irregularidades en la contratación de la empresa española JOCA, el represente afirmó que no será cómplice de un engaño a Cochabamba.
Orellana dijo que la advertencia le recuerda lo sucedido con el contrato del Proyecto Misicuni, cuando fue descalificado por investigar al Consorcio Hidroeléctrico Misicuni, que ahora está en la mira de la justicia por haber conformado un consorcio ficticio.
Explicó que solicitará informar al pleno de la asamblea sobre el contenido del contrato con JOCA que prevé una cláusula de suspensión, que puede durar hasta un año. En ese tiempo, la empresa debe cumplir con varios requisitos como elaborar el proyecto de prefactibilidad y a diseño final. El asambleísta dijo que, además, volverá a pedir que el Ministerio de Obras Públicas entregue toda la documentación del proyecto, incluido el contrato.
Con Información de Los Tiempos