domingo, octubre 12, 2025
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Rap por los chicos: canta en la línea D contra el trabajo infantil

Los menores a quienes Javier Carballo dedica los temas son también sus principales fans; los expertos advierten que falta atención a esta problemática

En un vagón de la línea D, un hombre alto y flaco, con gorra de visera ancha, rapea en medio de la formación. En otro, dos adolescentes y un niño reparten estampitas y stickers. «Vendo a voluntad», responde Kevin, de 17 años, cuando una mujer le pregunta qué hace ahí. El más chico oye la música y da aviso a los demás; rápidamente, sin importar en manos de quién haya quedado las estampitas, caminan hacia el coche aledaño para escuchar al rapero de cerca. Lo conocen y lo quieren saludar. El rapero es Javier Carballo, un hombre de 34 años que viaja a diario en la línea D e intenta con su música combatir el flagelo del trabajo infantil en el subte.

«Cuando me cruzo a los chicos les hago entender que yo quiero defenderlos a ellos. Que se imaginen que soy un perro guardián que está en el patio de su casa para protegerlos. Sus familias les prohíben que hablen conmigo, pero ellos se me acercan igual», dice Carballo.

Al pasar por la estación Plaza Italia, ningún pasajero se sorprende ante la imagen de una nena de dos años que duerme sola en un sillón de plástico. La mujer que aparenta ser su madre está sentada de espaldas, unos metros más adelante. Alrededor deambulan varios niños, que suben y bajan de los vagones mendigando o vendiendo. Esta situación es la que Carballo quiere combatir.

«Vengo todos los días a la línea D porque es la que queda cerca del hostel en el que vivo. Acá viajan personas que podrían ayudar a erradicar esto. ¡No puedo entender cómo gente con tanta capacidad no pueda dar dos horas de su tiempo! Los chicos que no están más acá se fueron a otras líneas de subte o al tren», asume. Además, Carballo delata un panorama desolador. Según él, muchas familias alquilan chicos a parientes u otras personas y les piden un porcentaje a cambio. «Puede pasar que venga una sola persona con siete pibes y cada uno tenga que llevarle a la señora 200 pesos. Los chicos generan mucha plata», explica.

Durante 2015, la línea 102 del Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la ciudad recibió 198 llamadas relacionadas con situaciones de trabajo infantil. Representan el 7% de las recibidas en la línea durante ese año (2799 en total). El 102, que se utiliza para cualquier consulta que tenga como interés a menores de edad, funciona las 24 horas.

Cuando el rapero pasa la gorra remarca que le molesta la gente que se desentiende del problema donando billetes grandes. «Yo prefiero una moneda, pero que se comprometan», dice. Él sabe por experiencia propia lo que es crecer desamparado y en la calle. «Mi familia era un desastre: mi papá me echaba de mi casa y muchas veces yo dormía en la calle. De chico tuve cáncer y mi refugio fue el rap», describe.

Hace dos años, cuando luchar contra el trabajo infantil todavía no estaba en sus planes, un nene que trabajaba como vendedor ambulante se le acercó a pedirle que le cantara. «Me di vuelta para rapearle y le dije: «Mirame a la cara». Cuando lo miré a los ojos, me vi reflejado en él, me di cuenta de que podría haber terminado así, mendigando. En ese momento creo que me hice adulto», reflexiona. Ahí comenzó su lucha por denunciar esta problemática. «Si tuviste una buena infancia, vas a querer que otros niños también la tengan, y si tuviste una mala, no vas a querer que otro chico vuelva a pasar por algo así», agrega.

Prohibición

«En la Argentina, la ley 26.390 prohíbe expresamente el trabajo infantil. Fija en 16 años la edad mínima de admisión al empleo y regula el tiempo de trabajo en adolescentes entre los 16 y los 18 años. No obstante, mantiene la prohibición del trabajo infantil hasta los 18 años cuando se trata de tareas penosas, insalubres o peligrosas, y en trabajos nocturnos», explica la abogada especialista en derecho laboral Cora Sara Macoretta, profesora de la Universidad Católica Argentina.

«Lamentablemente, los procesos de reproducción intergeneracional de la pobreza y la precariedad laboral han contribuido a la inserción silenciosa e invisible de las peores formas de trabajo infantil en sectores urbanos del país. Los niños, víctimas de adultos inescrupulosos u organizaciones delictivas, son expuestos a condiciones de esclavitud y otras formas de trabajo forzoso en ambientes peligrosos. O, lo que es gravísimo, a actividades ilícitas que incluyen el tráfico y consumo de drogas y el delito de trata con fines de explotación laboral», ahonda.

Fuentes de la Policía Metropolitana admiten no seguir un protocolo específico ante la problemática de los niños que mendigan o venden en el subte: «No hay una metodología de aplicación ni un protocolo específico a seguir. El 80% pertenecen al conurbano bonaerense. No se los detiene ni se los saca de los andenes, sino que se da intervención a las áreas sociales del gobierno. La realidad es que la mayor parte de los procesos quedan en la nada». En 2001, la concesionaria Metrovías impulsó un Programa de Asistencia a Niños en Riesgo (Praner) para disminuir la mendicidad, pero finalizó en 2007.

En organismos del Estado y ONG no abundan estadísticas ni estudios relacionados con el trabajo infantil en el transporte público. Planes para erradicar el problema, tampoco. «Se proyecta un relevamiento en los subtes para este año, pero aún se está diseñando», dijeron desde el Consejo de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes porteño.

Lidiar con el día a día en el subte no es tarea fácil. «Acá hay vendedores ambulantes que no son partícipes de la explotación infantil, pero que de alguna forma la avalan. Por eso a veces discuto y me peleo. Es difícil», dice Carballo mientras se acomoda la holgada remera que tapa una bolsa de colostomía con la que debe convivir.

Según el médico psiquiatra y coordinador del Departamento de Niños y Adolescentes de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) José Sahovaler, la sociedad es la que falla. «Se trata de un drama social que involucra a adultos abusados que a su vez abusan. Y se da en el contexto de una sociedad que no se ocupa de ellos. La sociedad falla. En la Argentina nos hemos insensibilizado», considera.

Marcelo Colombo, titular de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex), explica qué es lo que se debe hacer al enfrentarse a una situación así: «En la ciudad de Buenos Aires se debe acudir al Consejo de Niños, Niñas y Adolescentes. Luego será conveniente que intervenga el asesor del defensor de menores y que se dé lugar a una instancia civil en el caso en que ellos comprueben que la situación de desamparo la generó el padre o la madre. Pero si desde un principio uno tuviese mayor información acerca de quién lo mandó a mendigar, ahí se puede hacer una denuncia penal. Si los padres reducen a servidumbre a sus hijos, estamos ante una situación de trata».

«Te invito a pelear contra la explotación infantil. Denunciando. No dando monedas ni consumiendo nada de lo que venda un menor», escribe Carballo en su página de Facebook «Mirame a la cara», en la que constantemente publica mensajes para concientizar. En el futuro, planea crear una ONG.

Desde hoy, cierra la línea H durante una semana

Desde hoy y hasta el próximo domingo inclusive, la línea H del subte permanecerá cerrada para efectuar el reemplazo de su flota actual por formaciones 0 kilómetro y activar un nuevo sistema de señales. Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) retirará de circulación los trenes Siemmens, de una antigüedad de 80 años, para desplegar 36 coches Alstom de un total de 120 adquiridos para la línea que une Recoleta con Parque Patricios. Cada unidad costó 1.800.000 dólares.

Los nuevos coches están provistos de aire acondicionado, son de acero inoxidable, cuentan con cámaras de seguridad, un sistema de aviso sonoro de estaciones y cajas negras. Además, aseguran desde Sbase, son «más confortables» porque poseen suspensión neumática.

La Nación

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