El Ente Gestor de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) invertirá 5.558.685 euros en las obras de instalación del sistema tren–tierra en la línea Zaragoza–Teruel, que se implantará en un tramo de 182 kilómetros para aumentar la capacidad, operatividad y seguridad de la línea.
La actuación, indicaron ayer fuentes del Adif en una nota de prensa, se enmarca en el convenio firmado entre el Ministerio de Fomento, el Gobierno de Aragón y Adif el pasado 12 de junio para la mejora de la gestión y las instalaciones ferroviarias en el tramo ferroviario entre Sagunto, Teruel y Zaragoza, con el fin de potenciar el tráfico de mercancías y mejorar las conexiones por ferrocarril de Aragón con Valencia y el resto de la península ibérica.
Y, así, el Adif aprobó ayer la licitación del expediente de contratación de las obras. La actuación comprende la instalación del sistema tren-tierra en los tramos Teruel–Caminreal y Caminreal–Bifurcación Teruel (Zaragoza), de 182 kilómetros de longitud, así como el mantenimiento por un período de 10 años.
SISTEMA
De este modo, se completará la implantación del tren–tierra en toda la línea Zaragoza–Teruel-Valencia. El sistema tren–tierra permite la comunicación vía radio entre el Control de Tráfico Centralizado (CTC) y los maquinistas de los trenes.
Consta de un control central en el puesto de mando o centro de regulación, unos puestos fijos situado a lo largo de la línea ferroviaria y unos puestos móviles en los trenes.
Este sistema hace posible el establecimiento de una comunicación instantánea entre los trenes en circulación y los puestos de mando para mejorar el control de la circulación e incrementar la capacidad, operatividad y seguridad de la línea; así como sus prestaciones, disponibilidad y fiabilidad, concluyen las fuentes. Esta mejora llega después de años de quejas por el servicio ferroviario que Adif y Renfe ofrecen en la provincia de Teruel. Un problema que afecta al tráfico de mercancías, pero también al de pasajeros, en el que se utilizan vehículos desfasados y vías en las que los trenes circulan a velocidad mínimas. Consecuencia de todo ello es la pérdida de pasajeros, el cierre de estaciones y la reducción progresiva del servicio en el medio rural de la comunidad.