sábado, octubre 12, 2024
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Conociendo la hermosura del Norte argentino a bordo del Tren a las Nubes

La Provincia de Salta, Norte de Argentina, ofrece una heterogeneidad geográfica y cultural increíble. Tierras herederas de antiguas comunidades como la diaguita-calchaquí, del Imperio Inca, del pasado colonial hispánico y del espíritu criollo que luchó con creces por la independencia nacional. Rasgos todos que aún perduran en la fisonomía y arquitectura de los pueblos.

Durante el viaje los turistas podrán degustar las famosas empanadas salteñas, delicia de la gastronomía regional, y otros platos como locro, milanesas de llama, mote con queso y asado de cordero.

Son los mismos habitantes de los poblados, quienes ofrecerán desde las ventanillas y a la vera de las vías sus productos y artesanías. Las mujeres hilan lana de cabra, llama y oveja y realizan tejidos para la venta. En el mes de agosto es el Homenaje a la Pachamama, costumbre en agradecimiento a la Madre Tierra.

Historia del tren

El Tren a las Nubes fue creado por las autoridades del Ferrocarril General Belgrano en noviembre de 1971, haciendo un primer viaje experimental con funcionarios y periodistas. Recién a mediados del siguiente año realizaría la primera salida oficial turística que se mantuvo por 18 años cuando los ferrocarriles del Estado fueron privatizados.

Su original nombre se debe a una película realizada por dos estudiantes tucumanos en la década del ’60, que al hacer el tramo Salta-Socompa -traccionado entonces por máquinas a vapor-, pidieron al maquinista que al llegar al viaducto La Polvorilla la formación hiciera una descarga lateral de humo blanco para que ellos pudieran tomarlo con las cámaras desde las ventanillas.

Ocurrió que el vapor se mantuvo levitando por la baja temperatura y luego el periodista que escribió el guión del documental tituló el trabajo “Tren a las Nubes”. Ferrocarriles Argentinos adoptó la denominación para el Ramal C 14 hasta Antofagasta.

Entre zigzags y espirales

La cantidad de rulos, viaductos y túneles que los vagones atraviesan hacen del tren uno de los asombrosos del mundo, mientras recorre unos 430 kilómetros de ida y vuelta desde Salta, para introducirse en la Quebrada del Toro y llegar a la Puna.

Originalmente, el autor del proyecto -el ingeniero estadounidense Richard Maury– pensó la construcción teniendo en cuenta el principio de adherencia de las ruedas a las vías. Y es que este tren con capacidad para más de 450 personas, no utiliza piezas dentadas justamente porque las vías están dispuestas de una manera peculiar circulando por un sistema de zigzags y espirales.

La velocidad del viaje no es mayor a los 35 kilómetros por hora y eso le permite al viajero poder observar con detalle el impactante paisaje, tomar fotografías e ir adaptándose a la altura con tranquilidad.

Si bien ya da sus primeros pasos desde la estación General Belgrano a unos 1187 metros sobre el nivel del mar, el punto máximo superará los 4000. Por lo que se recomienda caminar poco en las bajadas y respirar profundo. También suelen ofrecer hojas de coca para masticar y pasar el apunamiento.

Un recorrido cautivante

En este excitante y entretenido viaje pasará por 29 puentes, 21 túneles, 13 viaductos, 2 rulos y 2 zigzags. Y si bien el recorrido suele durar unas ocho horas para llegar a destino y otras tantas para regresar, el visitante podrá comer o tomar alguna bebida en el comedor a bordo, será atendido por un guía en cada vagón y en caso de sentirse mal existe asistencia médica para resolver cualquier inconveniente.

Durante el viaje se harán dos paradas, una en la estación de San Antonio de los Cobres, y la otra, en el viaducto La Polvorilla. En las diferentes estaciones los habitantes de los pueblos de rasgos surcados por el viento y el sol ofrecerán a la venta pintorescas artesanías, vestimenta y productos regionales para llevar de recuerdo.

Dos de los pueblos por los que el tren pasa, son realmente destacados. A poco más de mitad de camino, verá Santa Rosa de Tastil, considerado uno de los principales centros urbanos prehispánicos de Sudamérica con importantes yacimientos arqueológicos.

Un área que carece por completo de calles aunque tiene siete plazas entre antiguas ruinas. Más adelante, San Antonio de los Cobres, denominada así por encontrarse dentro de su jurisdicción la famosa Sierra del Cobre, siendo la capital del departamento de Los Andes, se ubica al pie del famoso Cerro Terciopelo.

La Gran Época

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