Las estaciones de trenes en Santiago del Estero -construidas sobre el ramal ferroviario Sunchales- San Miguel de Tucumán, que fueron habilitadas durante el último cuarto del siglo XIX, no sólo cambiaron la fisonomía de los asentamientos poblacionales originarios (algunas hoy son ciudades), sino que también alteraron los usos, las culturas y costumbres de sus habitantes. Cabe puntualizar que con anterioridad ya se habían habilitado otros ramales de trocha ancha en la provincia como: Sunchales-Pinto el 21 de febrero de 1888, Pinto-La Banda el 16 de septiembre de 1890 y, más de cuatro meses y medio después, La Banda-San Miguel de Tucumán. Desde el principio, las historias del ferrocarril y la ciudad quedaron inexorablemente entrelazadas: el mismo día que llegaba oficialmente la locomotora de la empresa de Ferrocarril de Sunchales (luego Ferrocarril Mitre), el 26 de julio de 1890, nacía Fernández, fundada por el escribano público Jesús María Fernández. Luego, don Jesús Fernández trazó el pueblo sobre las tierras que había adquirido a la familia Castillo, antiguos propietarios, iniciando así una epopeya de trabajo, dedicada con amor y sacrificio al engrandecimiento de nuestra Patria. La influencia ferroviaria se notaba en todo, incluso antes del nacimiento de la población. Dos años antes de la fundación del pueblo, la firma Francisco Monti y Cía. había instalado en el lugar un importante centro industrial para la fabricación de medio millón de durmientes, destinados a la construcción del tramo ferroviario desde el km 968 a la ciudad de Tucumán.
El día 16 de septiembre de 1889 se terminó de construir la estación Fernández del Ferrocarril Central Argentino. Trabajadores extranjeros Llegaron con la picada y el tren los primeros habitantes extranjeros, quienes con sus ansias de trabajo y porvenir cimentaron la pujanza del pueblo. Nombrar entre otros a Federico Mickkelsen Löth, Isidoro Guzmán, Cristian Anderson, Noé Tagliavini, Erico Mazzieri, José Webber, José Campini, Manuel y Américo Battan, Juan Sáenz, Bartolomé Uliana, Andrés Molinari, Pacífico Cavalieri, Aage Lund, Basilio y Vladimiro Kladko, Adán Hetmaniuk, Valdemir Kovalchuk Migue y Nassif Atías, Juan Oraos Bonillo, Juan Pedro Fernández, Francisco Durán, Antonio Pécora y Donato Brue, vale como injusto ejercicio de memoria, meramente simbólico para recordar a través de ellos a muchos otros que con su tesón y hombría de bien forjaron el porvenir de estas tierras. La irrupción del tren y la rápida expansión de las vías férreas ejercieron una poderosa influencia en toda la geografía, fundamentalmente en los departamentos Robles y Banda y otros de la provincia. No sólo con las líneas troncales sino también con las secundarias.
Nace la agricultura Este auge provocó que la explotación de los bosques vírgenes fuera creciendo, dejando campos con feraces tierras que con el correr de los años y la radicación de nuevos contingentes de extranjeros, que dieran paso a la agricultura y a la ganadería. Estas actividades se fueron modernizando en permanente expansión y paralelamente también ofrecieron la oportunidad de la radicación de nuevas industrias y otro tipo explotaciones que demandaron abundante trabajo a los pobladores y el paisaje primitivo de casas, algunas de material y otras del tipo rancho de palo a pique por nuevas y confortables construcciones. Así, los trenes de carga acortaron los tiempos y las distancias con los puertos de Rosario, Santa Fe o Retiro, Buenos Aires, otros destinos para dar salida a las producciones agrícolas a los grandes mercados consumidores. En un principio fueron carbón, leña, durmientes etc., y con el correr de los años, todas las producciones frutihortícolas, ganadera, entre otros. Más tarde, llegó el asentamiento de nuevas fábricas o procesadoras de productos comestibles elaborados con granos, frutas y verduras cultivadas en la zona.
El Liberal
