Actualmente nos encontramos en plenos avances en lo que al transporte se refiere. Concretamente hablo del coche eléctrico, un método que, a pesar de existir desde hace tiempo, es ahora cuando está empezando a sufrir avances notables, tanto en la administración de baterías como en la recarga de éstas.
Sin embargo, se podría decir que los transportes han ido evolucionado a lo largo de toda la historia. Un ejemplo de ello es el Schienenzeppelin, también llamado dirigible de rail, un tren de aluminio diseñado en 1929 por Franz Kruckenberg que estaba equipado con una gran hélice en su parte trasera, mecanismo que utilizaba para desplazarse a lo largo de los raíles.
Berlin, Schienenzeppelin
Podríamos pensar que su velocidad no era muy elevada, pero el vehículo podía alcanzar hasta los 200 kilómetros por hora, aunque como es obvio, esto dependerá de la cantidad de vagones que se incorporen en el tren.
No obstante, el método era algo peligroso. Imaginad una hélice girando a toda velocidad mientras un tren entra en la estación. Asimismo, el sistema mostraba su debilidad cuando debía superar cierto nivel de inclinación, ya que necesitaba propulsión a la hora de superar cuestas pronunciadas. Debido a ello, el Schienenzeppelin fue destruido en 1939, ya que resultaba inservible al existir otras opciones más rápidas y seguras.
Créditos: Franz Jansen
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