Una visita al lugar permite apreciar, en primer lugar, que las viejas viviendas que estaban sobre la calle Triunvirato y cuyos habitantes fueron finalmente reubicados por el Ferrocarril, ya no están más.
No sólo fueron desmontadas o demolidas, sino que se socavó el área hasta los mismos cimientos, de manera que en el lugar hay un foso de un metro de profundidad. Sólo las puertas en el murallón perimetral permiten recordar la existencia de una veintena de viviendas dentro del predio.
Si bien la zona en donde se construye está más cercana a la calle Amoedo, el ingreso es por Triunvirato. Se recordará que tras el reclamo de los grupos ambientalistas y vecinos, se decidió modificar el emplazamiento de la subestación, para alejarla de los habitantes del barrio.
El movimiento de suelos está a cargo de un grupo de retroexcavadoras, que trabajan a destajo hasta los sábados, y se puede observar a profesionales realizando continuas mediciones en el lugar.
Dentro, hay un sector donde están resguardando antiguos elementos y herramientas del Ferrocarril, como señales, balanzas, faroles y demás, con el fin de preservarlos. Fueron señalizados, para que en el fragor de la construcción no sean derribados, rotos o robados.
Fuente: Perspectiva Sur
