Será chino y medirá 1,000 kms.
En Shanghái, la capital económica de China, horada a 20 metros una gigantesca tuneladora que perfora la línea 14 del suburbano más extenso del mundo. Avanza 9,6 metros al día, y en 2020 cuando acabe su trabajo habrá añadido 38,5 kilómetros a los 673 que hoy tiene la tupida red de 16 líneas del suburbano shanghainés. Gracias a la última tecnología, avanzan más rápido y de forma más segura, a pesar de que cada vez es más difícil trazar nuevas líneas, pues deben hacerlo a mayor profundidad y con una planificación más precisa. A pocos metros, una decena de trabajadores operan la tuneladora El Topo, que horada el suelo a la vez que va recubriendo las paredes con bloques de hormigón que sellan el túnel.
Para 2020 tendrán operativos 830 kilómetros de vía, y el objetivo es alcanzar los mil kilómetros en 2030. Cada nuevo kilómetro cuesta entre 500 y 700 millones de yuanes [entre 65 y 92 millones de euros] en el caso de las líneas que discurren al aire libre —sobre todo en los barrios de la periferia— y unos 1.300 millones de yuanes [170 millones de euros] en las líneas subterráneas. En las ciudades europeas el costo es más elevado, pero Shanghái aumenta debido al encarecimiento de la mano de obra, de los materiales, y de las compensaciones que se pagan para la reubicación de las familias afectadas por las obras. Esa última partida es la más abultada.
Además, el Metro de Shanghái ha sido pionero en introducir la recarga de la tarjeta de transporte con el móvil y sustituir esas tarjetas por códigos QR. Basta con pegarla a un teléfono equipado con chip NFC y añadir saldo mediante un sistema de pago electrónico. También han sido pioneros en la sustitución de esas tarjetas por códigos QR en el móvil, se genera en la pantalla y un sensor en la canceladora, que da acceso a la estación, lo lee. No solo quieren el metro más largo, sino también el más moderno y eficiente del mundo.
Dr. Armando Rojano Uscanga
Fuente y fotografía: eldictamen
