La historia del ferrocarril en México cuenta con altibajos, desde su gran apogeo en el siglo XIX hasta su casi extinción a finales del siglo XX.
Como cada 7 de noviembre, por decreto presidencial emitido en 1944, en México se celebra el Día del Ferrocarrilero, una profesión que ha venido a menos en el país debido a la debacle que tuvo este medio de transporte a lo largo del siglo XX.
No obstante, esta fecha quedó grabada a inicios del siglo pasado, concretamente el 7 de noviembre de 1907, cuando un tren cargado de dinamita se dirigía al pueblo de Nacozari, en Sonora, con la particularidad de que uno de los vagones se había incendiado.
Jesús García, un joven maquinista de 26 años de edad, sacrificó su propia vida al descarrilar el tren evitando que llegara a Nacozari y salvando la vida de cientos de personas. Gracias a esta anécdota, a Jesús García se le conoce como el Héroe de Nacozari.
El ferrocarril, símbolo del apogeo del siglo XIX
Durante todo el siglo XIX, la República Mexicana buscó incansablemente instaurar este medio de transporte a lo largo de su territorio, sin embargo, los múltiples conflictos que desestabilizaron México en esa época ocasionaron que el ferrocarril no se instalara hasta finales de siglo.
No fue sino hasta 1873 que el presidente Sebastián Lerdo de Tejada inauguró de forma completa la línea ferroviaria que conectaba el puerto de Veracruz con la Ciudad de México. Pero fue con el presidente Porfirio Díaz que el ferrocarril tuvo su época de apogeo en México, cuyo avance simbolizó un tiempo de prosperidad económica a donde marcaba su paso.
Al inicio del mandato de Díaz existían 416 millas de ferrovía en México, y hacia el final de su dictadura, en 1910, el país contaba con más de 15 mil 360 millas de ferrovía en servicio. Para su control, Díaz creó Ferrocarriles Nacionales de México (FNM) para mantener el control del ferrocarril en el gobierno como accionista mayoritario de este organismo.
Nacionalización y privatización
Tras el estallido de la Revolución Mexicana, el sistema ferroviario fue nacionalizado entre 1929 y 1937, siendo el presidente Lázaro Cárdenas quien finalizó con esta obra. No obstante, la difícil labor de restauración hizo que el gobierno mexicano volviera a solicitar apoyo privado para salir adelante con esta tarea. Además, que sistema de transporte como los tráileres y los puertos marítimos fueras más redituables ocasionaron que el ferrocarril entrara en una caída libre en su demanda.
En los noventa, la Constitución Mexicana dejó de amparar a los ferrocarriles como un área estratégica en manos exclusivas del Estado, con lo que su privatización se activó de forma inmediata. Cabe mencionar que la privatización de los ferrocarriles no contempló los derechos de vía, que siguen siendo del Estado.
Para 1999, la histórica FNM quedó oficialmente extinta surgiendo de sus remanentes las actuales líderes del mercado ferroviario en México: Kansas City Southern de México KCSM, Ferrocarril Mexicano Ferromex y Ferrocarril del Sureste Ferrosur.
¿Desaparición del ferrocarril?
Con su privatización, el ferrocarril parecía destinado a extinguirse del territorio mexicano, sin embargo, encontró una nueva vida que ha vuelto redituable el negocio para las empresas que han invertido en ella.
Incluso, entre 1995 y 2010 el volumen movilizado prácticamente se duplicó al pasar de 37 mil 600 millones de toneladas-kilómetro a 78 mil 800 millones de toneladas-kilómetro, pasado de un 19 por ciento en 1995 a un 25 por ciento en 2010 en participación en el mercado terrestre.
Actualmente, el ferrocarril se ha aprovechado para impulsar las comunicaciones y transportes en diferentes puntos de la República Mexicana, como en las zonas metropolitanas de la Ciudad de México y Guadalajara, además del próximo a estrenarse que conectará la capital del país con Toluca.
En esta línea, el presidente Enrique Peña Nieto había anunciado al inicio de su mandato la construcción de líneas de trenes de pasajeros entre México y Querétaro y en la península de Yucatán, desafortunadamente, la crisis en los precios del petróleo ocasionó que estos proyectos fueran cancelados.
Fuente y fotografía: sexenio