Se ha mencionado que es más barato transportar una tonelada de soja de Buenos Aires a Shanghai que hacerlo desde Salta hasta Buenos Aires. Más allá del menor costo que siempre tendrán los fletes marítimos, los países del Mercosur tienen mucho por hacer en materia de infraestructura para lograr competitividad en el transporte. Sin embargo, no todo pasa por la inversión. A veces es necesario un cambio de paradigma y poder ver, por ejemplo, que los puertos de Chile pueden ser una gran oportunidad de mejora competitiva para las economías regionales del noroeste argentino.
Los puertos de Chile presentan una serie de ventajas que los hacen atractivos por sí mismos: disminución del tiempo de llegada a destinos de Asia y el Pacífico, mayor calado por condiciones naturales, menores costos operativos debido a la eficiencia operacional y un marco regulatorio bastante libre de burocracias. Las ventajas aplicables a las exportaciones de la región NOA deberían ser complementadas con el uso de las mismas rutas para las importaciones. En este sentido, una provincia como Tucumán, con buena infraestructura y posicionada en el centro de la región NOA, podría transformarse en un hub logístico de importancia para el consumo de los bienes importados en el norte argentino.
Desde hace más de 20 años las autoridades de las regiones de Chile se reúnen frecuentemente con las de provincias argentinas en pos de una mayor integración. La creciente toma de conciencia que generaron estas reuniones fue importante para que hoy se estén llevando adelante una obra monumental, como será el Paso Agua Negra, en la provincia de San Juan; las inversiones realizadas para el mejoramiento de los pasos fronterizos, entre ellos el San Francisco en la provincia de Catamarca, y la reactivación del Ferrocarril Belgrano en el ramal Salta que llega hasta Socompa, para unirse con los trenes de Chile.
Pero las oportunidades presentadas por los puertos de Chile no son exclusivas para la región del NOA y la idea de unir el Atlántico con el Pacífico empezó más al sur. Allá por 1911 comenzó a idearse el proyecto Túnel Las Raíces, en la región de Araucanía, Chile, lindante con nuestra provincia de Neuquén, que terminó de construirse en 1939. Su objetivo: crear el primer tren bioceánico, para unir los puertos de Talcahuano y Bahía Blanca. Casi 100 años después, se vuelve a estudiar este proyecto, que con una inversión de US$ 1000 millones podría hacer realidad el sueño de nuestros antepasados y generar una obra de infraestructura que sirva a la creciente actividad de la región: proyectos de celulosa en Chile, Vaca Muerta, productores del Valle de Río Negro y desarrollos petroquímicos en Bahía Blanca.
La falta de competitividad en materia logística destruye las economías regionales. Los Estados tienen que realizar obras de infraestructura para lograr la integración y disminuir los costos de transporte. Como podemos observar, el tema no se limita a puertos, sino también a rutas y ferrocarriles que en lugar de competir deberían complementarse para lograr el aumento de nuestro comercio internacional, el desarrollo de nuestras industrias y el crecimiento de nuestras economías.
Marcelo E. Ferrando
El autor es miembro del Comité de Industrias de Cambras
Fuente: lanacion