Es la línea ferroviaria más larga del mundo y el viaje soñado para muchos. Recorre Rusia como una arteria vital, de Moscú a Vladivostok, a lo largo de 9.000 kilómetros y siete husos horarios, atravesando algunos de los paisajes más áridos del globo.
Recién inaugurada, se vio en el centro de la guerra ruso-japonesa, que resultaría desastrosa para Rusia. Fue tan sólo el primero de los conflictos librados en torno al tren: la guerra civil rusa fue la siguiente y los combates junto a las vías en última instancia decidirían la suerte de la Revolución.
Más adelante, durante la Segunda Guerra Mundial, el tren permitió trasladar al este gran parte de la industria, lo que la protegió de la invasión hitleriana. Hablamos del Transiberiano: uno de esos viajes míticos de la modernidad. Christian Wolmar publica en Península ‘Billete al fin del mundo’, una exhaustiva historia del tren que cambió Rusia.
Gracias al ferrocarril, Siberia dejó de ser conocida únicamente como lugar de destierro y presidio para trocarse en una tierra prometida en la que los inmigrantes se asentaron por millones.
El Transiberiano es, sin duda, lo mejor que le ha pasado nunca a Siberia. Convirtió una región perdida y distante en parte inextricable de la identidad rusa. Y desde entonces sigue siendo la vía ferroviaria más importante del mundo, en torno a la cual, desde su nacimiento, todo un país ha experimentado la más asombrosa de las transformaciones.
Wolmar, en su libro, pasa revista a la historia de esta vía férrea; de sus diez años de cómo fue seccionada y planificada su construcción, de cómo se usaron presos políticos como mano de obra; cómo le afectó la guerra ruso-japonesa y su uso militar; su importancia estratégica o su impacto medioambiental, entre otros muchos aspectos.
El autor, Christian Wolmar (Londres, 1949), es periodista y escritor, y uno de los más reputados especialistas en historia del transporte, especialmente del ferrocarril. Ya en 1992 fue nombrado corresponsal de la materia en ‘The Independent’ y desde entonces ha trabajado o publicado artículos sobre transporte en la práctica totalidad de los periódicos británicos.
Es, además, un activo defensor del ciclismo como forma de desplazamiento. En 2012 puso en marcha una campaña para ser el candidato laborista en las elecciones a la alcaldía de Londres, pero salió derrotado en las primarias de 2015. Entre sus obras destacan ‘The Great British Railway Disaster’ (1997), ‘On the Wrong Line’ (2001), ‘Down the Tube’ (2002), ‘Blood, Iron and Gold’ (2009) y ‘Engines of War’ (2010).
Fuente y fotografía: papelenblanco