Pasa lo mismo con una carcajada y con una risa: una vez que lo vemos o escuchamos, lo repetimos. Mirá lo que pasa en un subte.
Un grupo alemán puso la risa contagiosa a prueba. Se trató del proyecto «La risa» de Berlín a partir del cual algunas personas del programa se subieron a un subte y durante un viaje uno de ellos se empezó a reir.
El efecto fue instantáneo. Fueron cayendo de a uno y poco a poco en un vagón, todos los pasajeros estallaron en carcajadas.
Es que la risa no se produce sólo por diversión: debido a la capacidad de la risa de liberar endorfinas, también es terapéutica.
Inforegión
