El 1º de marzo de 1948, quedo oficialmente establecida la Nacionalización de los ferrocarriles, debido a este hecho histórico, en esta fecha se celebra el “Día del Ferroviario”.
Con el proceso de nacionalización culminado en 1951, el Estado nacional pasó a ser el único protagonista de la vida ferroviaria argentina.
Un poco de historia
Entre los años 1880 y 1915, los ferrocarriles en Argentina se extendieron a casi 36.000 kilómetros, convirtiéndose así en uno de los más extensos del mundo. También a partir del año 1908, el Estado Nacional comienza a desarrollar su propia red ferroviaria al crear la Administración General de los Ferrocarriles del Estado, atravesando zonas escasamente pobladas y vinculando extensas y ricas regiones que se hallaban rezagadas e incomunicadas.
La creciente actividad ferroviaria requirió gran cantidad de trabajadores, muchos de ellos especializados, cientos de miles trabajaron y organizaron sus vidas alrededor del ferrocarril, lo que hizo que muchos pueblos surgieran alrededor de las estaciones ferroviarias. Esto motivo que los trabajadores crearan sus primeros sindicatos, en 1887 surgió La Fraternidad, el gremio de los maquinistas y foguistas ferroviarios, convirtiendo se en el primer sindicado a nivel nacional, y en 1912 la Federación Obrera Ferrocarrilera FOF, daría lugar más tarde en 1922 a la Unión Ferroviaria, uno de los grandes sindicados argentinos.
El 18 de diciembre de 1946 el Gobierno Nacional adquiere las compañías de ferrocarriles de capitales franceses: Compañía General de Ferrocarriles de la Provincia de Buenos Aires, compañía francesa de Ferrocarriles de Santa Fe y Compañía del Ferrocarril de Rosario a Puerto Belgrano.
El 13 de febrero de 1947, se suscribe también el convenio por la venta a la Nación de las empresas ferroviarias de capitales ingleses: Ferrocarril del Sud, Ferrocarril del Oeste, Ferrocarril Central Argentino, Ferrocarril de Buenos al Pacífico, Ferrocarril Central Buenos Aires, Ferrocarril Midland de Buenos Aires y Ferrocarril Noreste Argentino.
Al término del proceso de nacionalización, la red ferroviaria argentina de servicio público estaba conformada por líneas de cinco trochas distintas. La trocha ancha (1,676 m), que era la mayoritaria y la de los principales ferrocarriles; la trocha standard o universal (llamada media en Argentina) de 1,435 m, usada principalmente en la Mesopotamia; la trocha métrica o angosta utilizada más que nada por los ex Ferrocarriles del Estado, y dos trochas menores a un metro, 0,75 m en líneas de la Patagonia y 0,60 m del ex Ferrocarril Económico Correntino.
Además de estas dificultades estructurales, el sistema ferroviario sufría algunos problemas severos que comenzaron a gestarse a partir de la crisis de 1930, fruto de la aparición de la competencia del transporte automotor y de la falta de inversión desde hacía años.
Tanto la infraestructura como el material rodante mostraban signos de envejecimiento. Las líneas troncales habían sido renovadas en la década del 20, pero el resto de la red todavía estaba construida con rieles livianos apoyados sobre balasto de tierra. En cuanto al material rodante tanto tractivo como remolcado la situación era similar. Gran parte de los vehículos tenía más de 30 años de uso y era obsoleto, construido en madera. Las locomotoras a vapor eran de baja potencia en su gran mayoría.
El 1º de enero de 1949 entró en vigencia el decreto que creaba la nueva organización, pero que solo consistió en asignarle a las viejas empresas nuevas denominaciones, las que pasaron a tener el nombre de personalidades que influyeron según la zona por donde transcurrían las vías.
De esta manera el Ferrocarril Nacional General Belgrano, quedó conformado por todas las líneas de trocha angosta (1 m): Ferrocarriles del Estado, Ferrocarril Santa Fe, Ferrocarril Compañía General Buenos Aires, Ferrocarril Midland de Buenos Aires y Ferrocarril Provincial Buenos Aires (estas tres últimas líneas recién se integraron a este ferrocarril en el año 1954, dado que anteriormente integraron lo que se denominó Ferrocarril Provincial Buenos Aires).
El Ferrocarril Nacional General Urquiza, se integró con todas las líneas de trocha media (1,435 m): Ferrocarril Central Entrerriano, Ferrocarril Central Buenos Aires, Ferrocarril Nordeste Argentino y Ferrocarril del Este (Estado).
El Ferrocarril Nacional Domingo Faustino Sarmiento, con trocha ancha (1,676 m) pasó a denominarse el Ferrocarril del Oeste.
El Ferrocarril Nacional General Roca, se compuso con las líneas de trocha ancha del Ferrocarril del Sud, incluyendo – luego de 1956 – las líneas del Estado, de Puerto Deseado a Colonia Las Heras y de Comodoro Rivadavia a Colonia Sarmiento, que luego de la nacionalización se denominaron “Ferrocarriles Patagónicos”.
El Ferrocarril Nacional General Bartolomé Mitre, se conformó con las líneas de trocha ancha del Ferrocarril Central Argentino y el Ferrocarril de Rosario a Puerto Belgrano.
El Ferrocarril Nacional General San Martín, pasó a ser el ferrocarril de trocha ancha fundado como Buenos Aires al Pacífico.
De esta forma, el Estado reordenó así la red de trocha ancha en forma geográfica, tratando de asegurar a cada ferrocarril una zona exclusiva, asegurando a cada línea una zona exclusiva, sin penetración de ramales de otro ferrocarril de la misma trocha.
En 1947 había 3.919 locomotoras y 80.000 vagones. En 1954 su número se había elevado a 4.135 y 83.400 respectivamente. El uso sin adecuado mantenimiento había crecido casi un 20%. El recorrido medio de una locomotora en 1947 había sido de 48.800 kilómetros, y en 1953 era de 59.700.
Agencia Rieles
