Los primeros cuatro trenes entrarán en servicio en diciembre de este mismo año
Los trenes forman parte de la gama de alta velocidad de Alstom denominada Avelia que incluye además de los Pendolino, los Euroduplex y los AGV de los que la flota de NTV cuenta con veinticinco unidades.
Estos nuevos Pendolino presentan un perfil aerodinámico y el color rojo rubí, corporativo de NTV, y han sido nombrados como “Italo Evo”. Compuestos de siete coches y con 187 metros de longitud son capaces para 480 pasajeros y alcanzan una velocidad máxima de 250 km/h.
Equipados con tracción distribuida y frenos regenerativos, están construidos con materiales reciclables. Respecto a las generaciones precedentes, estos “Italo Evo” se ajustan a las especificaciones técnicas de interoperabilidad elaboradas en 2017 por la Unión Europea.
Los trenes se diseñan y construyen en la factoría de Alstom en Savigliano, con equipos y sistemas de las fábricas, también italianas de Sesto San Giovanni y Bolonia. Los primeros cuatro trenes entrarán en servicio en diciembre de este mismo año, una vez completada su homologación, y los ocho restantes en 2018. El mantenimiento se realizará durante treinta años en las instalaciones de Alstom en Nola, junto a Nápoles, donde se atiende la flota Italo.
Servicios
Los “Italo Evo” ofrecen tres clases a los viajeros Club, Prima y Smart, todas ellas decoradas básicamente en rojo rubí. En clase Club, la más exclusiva, se ofrecen asientos envolventes, y un sistema de restauración autoservicio, para pequeñas colaciones. En Prima, los asientos de cuero disponen de conexiones USB para acceder al portal de servicios a bordo y para recargas durante el trayecto.
La nueva flota permitirá a NTV implantar nuevos servicios y aumentar las frecuencias. Concretamente, la línea Roma-Milán pasará de cuarenta a cincuenta servicios diarios con un aumento de los enlaces directos de quince a veinte, con prácticamente uno cada media hora. Los enlaces hacia y desde Venecia pasaran de ocho a dieciséis y se abrirán nuevas relaciones como la Turín-Venecia.
Fuente: Revista Vía Libre