sábado, mayo 4, 2024
InicioNoticiasNacionalesRaúl Scalabrini Ortiz: la palabra al servicio de la emancipación

Raúl Scalabrini Ortiz: la palabra al servicio de la emancipación

En un nuevo aniversario de su nacimiento, el 14 de febrero de 1898, resulta necesario recordar en la coyuntura política actual a Raúl Scalabrini Ortiz, uno de los intelectuales que más abordó la cuestión nacional en relación al imperialismo británico, escribiendo varios ensayos al respecto.

Nacido en Corrientes, hijo de padre italiano y madre argentina, se formó en Buenos Aires como ingeniero en la Facultad de Ciencias Exactas. Allí también se vinculó con escritores y pensadores de la talla de Macedonio Fernández y otros que pertenecían a la dicotomía Boedo-Florida. Scalabrini Ortiz era más cercano al grupo de Boedo, y en 1923 publicó su primera recopilación de cuentos en el libro La manga. Al año siguiente se relacionó estrechamente con la revista literaria “Martín Fierro”, al mando de Evar Méndez.

Si bien ejerció profesionalmente la ingeniería ferroviaria (diseñó varios prototipos de locomotora que no contaron con apoyo institucional), fue un hombre de lo más versátil, ya que también se destacó como historiador, filósofo, ensayista, periodista, escritor, agrimensor y poeta. En 1931 vio la luz quizás su obra más importante, El hombre que está solo y espera, un retrato de la capital del país que muchos especialistas aseguran que es para Buenos Aires lo que el Martín Fierro fue para la pampa. Es un ensayo de interpretación nacional ineludible para aquellos que desean conocer a fondo la realidad porteña en medio de la crisis económica que azotaba al mundo entero. Sobre este libro Mario Goloboff, profesor de la carrera de Letras de la Universidad Nacional de La Plata, escribió para Página 12:

“La Capital tiene, para Scalabrini, la capacidad de fundir razas, pueblos y lenguas, “su facultad catalíptica de las corrientes sanguíneas”, y esa esquina la de ser “polo magnético de la sexualidad porteña”. Y como ante tamaño caleidoscopio se obliga a tener una mirada “actual”, en ese análisis agudo y pormenorizado de “el ser argentino”, sería “una irreverencia macabra la de andar desenterrando tipos criollos ya fenecidos –el gaucho, el porteño colonial, el indio, el cocoliche…”. En esta “Biblia porteña” (son sus palabras), describe íntimamente, analiza, interpreta, al argentino de la década del 30 y de principios de la del 40”.

La década del 30 fue entonces una época de lo más fructífera para Scalabrini Ortiz. En 1933 fue parte de la revolución radical yrigoyenista, comandada por el teniente general Gregorio Pomar. Tras la derrota, fue desterrado a Europa, donde empezó a publicar ensayos sobre la cuestión nacional en el diario Frankfurter Zeitung, después de descubrir que los diarios de Italia y Alemania se referían a Argentina como una colonia británica. Este diario era uno de los pocos que en aquellos tiempos no se encontraba bajo el dominio total del gobierno nazi.

En 1934 regresó al país, y junto a otros intelectuales como Homero Manzi y Arturo Jauretche, inspiró y animó la formación de la Fuerza de Orientación Radical de la Juventud Argentina, mejor conocida como FORJA. Dado el hecho de que él no formaba parte del partido radical, se mantuvo independiente de esta organización hasta 1940, cuando se afilió tras la separación de esta de la UCR. Hacia fines de la década del 30 fundó el diario Reconquista, con el objetivo de apoyar la neutralidad argentina en el estallido de la Segunda Guerra Mundial y sentar las bases para la liberación y construcción nacional. Sin embargo, a causa de problemas económicos, decidió cerrar la publicación tras solamente 41 días.

Tras diferencias con el grupo FORJA, en 1943 se alejó del grupo y acompañó los inicios del peronismo y su posterior ascenso al poder en 1945, aunque siempre se mantuvo crítico del partido y no aceptó cargos por parte del gobierno.

En su lucha contra el colonialismo, dio numerosas conferencias sobre la dependencia argentina y sobre cómo se mueven los hilos del poder económico del país, siendo su principal tema los ferrocarriles ingleses. Al respecto, profirió esta frase: “Los rieles del ferrocarril son una inmensa tela de araña metálica donde está aprisionada la República.”

Fue también autor de otros libros como Política británica en el Río de la Plata (1936), Historia de los ferrocarriles argentinos (1940), Petróleo e imperialismo (1938), Historia del primer empréstito argentino (1939), Tierra sin nada, tierra de profetas (Devociones para el hombre argentino) (poemas) (1946), Perspectiva para una esperanza argentina (1950), entre otras publicaciones impresas en folletos, artículos periodísticos, revistas, recopilaciones y cuadernos de FORJA.

Hacia 1955, Scalabrini Ortiz repudió el derrocamiento de Juan Domingo Perón y fue un ferviente opositor de la llamada Revolución Libertadora, a la que consideraba un retroceso, un regreso al poder de las oligarquías que se beneficiaban de la dependencia económica de nuestro país. Tras su muerte el 30 de mayo de 1959, el entonces exiliado Perón le envió a su viuda Mercedes Comaleras una carta desde la ciudad de Trujillo en España, en la cual lamentaba el deceso del pensador:

“Mi estimada Señora:
A pesar de haber encargado a algunos de mis compañeros que me hicieran espiritualmente presente en el acto de sepelio de su ilustre esposo, deseo hacerle llegar mi homenaje, mi recuerdo y mi más sentido pésame por la desaparición de este gran argentino.
Los que hemos luchado por los ideales que inspiraron la vida de Scalabrini Ortíz no podremos olvidarlo, como no lo olvidarán las generaciones de argentinos que escucharon sus enseñanzas y lucharán por hacerlas triunfar en el tiempo y en el espacio.
Dios ha de acogerlo en la gloria que su gran espíritu conquistó y nosotros hemos de honrar su memoria y amistad.
Le ruego quiera aceptar, con la expresión de mi mayor afecto, mi más afectuoso saludo y consideración”.
Juan Domingo Perón

Actualmente existe una gran cantidad de espacios que homenajean la memoria de Raúl Scalabrini Ortiz. Avenidas, parques, estaciones de subte, escuelas, universidades nacionales y hasta un museo ferroviario son sólo algunas de las formas que tiene este país de recordar a uno de los más fervientes defensores de la soberanía nacional. Un intelectual que logró captar el espíritu de una época y lo plasmó a lo largo de toda su obra, que en el presente se sigue leyendo para encontrar en sus páginas una respuesta a la pregunta de qué es el ser argentino y cómo puede llegar a la tan ansiada independencia.

Guido Rusconi

 

Fuente y fotografía: notasperiodismopopular

RELATED ARTICLES

MAS POPULAR