Un juzgado de Oviedo ha dictado una sentencia contundente contra un grafitero, condenándolo a tres años de prisión y a una indemnización de €155.500 por los daños ocasionados a trenes de Renfe.
Este fallo judicial se debe a la acción sistemática del grafitero, identificado como J.L.G., quien realizó pintadas en hasta 34 trenes de Renfe entre los años 2016 y 2018. La sentencia confirma que se trató de un delito continuado contra bienes de titularidad pública. Además de la pena de prisión, J.L.G. deberá abonar una multa y quedará inhabilitado para el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena.
La resolución judicial subraya que las pintadas no solo afectaron la estética y funcionalidad de los trenes, sino que también generaron un grave perjuicio económico y operativo para Renfe, según un informe pericial. El tribunal considera que estos actos de vandalismo son realizados por los grafiteros «solo por divertimiento» y califica la sentencia como «ejemplarizante» para frenar este tipo de comportamientos reiterados.
La identificación de este individuo, podría decirse, fue producto de su vanidad: en el procedimiento judicial se demostró que el acusado utilizaba motes identificativos como “CHEK” y “CLIO”, los cuales estaban vinculados a su perfil en redes sociales. El propio autor difundía imágenes de sus grafitis como forma de exhibición, lo que facilitó su identificación y posterior enjuiciamiento.
Es importante destacar el impacto económico que este tipo de vandalismo tiene en Renfe y en los usuarios. Solo en 2024, los 6.568 incidentes registrados supusieron un coste de 25 millones de euros para la compañía. De estos incidentes, 4.281 estuvieron relacionados con grafitis. Renfe ha tenido que limpiar más de 90.000 metros cuadrados de grafitis en sus trenes durante 2024. Este esfuerzo implica un coste anual de alrededor de 25 millones de euros, que incluye limpieza, personal, equipos, energía, gestión de residuos y medidas de seguridad. Todo esto, como se mencionó anteriormente, perjudica a los viajeros, quienes sufren retrasos e incluso momentos de peligro: los grafiteros, muchas veces, accionan los frenos de emergencia de los trenes cuando están detenidos en una estación, lo que provoca que el tren deba iniciar el proceso de reestablecimiento de sistema, informar la incidencia, para luego poder reanudar la marcha. Muchas veces, estos eventos suponen una parada de unos 10 minutos.
Según los datos de 2024, Catalunya fue la región con mayor número de actos de vandalismo contra trenes de Renfe, concentrando el 37,18% de las incidencias. Madrid le sigue con un 35,06%. Las ubicaciones más afectadas fueron Montcada (Barcelona), Barcelona y Fuencarral (Madrid). Sin embargo, hay un dato positivo: en 2024 se registraron menos incidentes (6.568) que en 2023 (7.206), cuando el coste directo fue de 12,6 millones de euros.


