Por los repetidos casos de inseguridad, cercarán los 35,5 kilómetros del Ramal Temperley-Haedo, que une ambas localidades del Conurbano bonaerense. En Lomas de Zamora, el trazado de las vías atraviesa los barrios de Ingeniero Budge, Villa Lamadrid, Santa Catalina, Parque Barón y Turdera. Allí, las quejas son por robos a los pasajeros arriba de las formaciones y ataques con piedras a los vagones, pero también por la enorme cantidad de basura que se acumula a los costados de las vías. Entre las estaciones Turner (La Salada), Kilómetro 34, Juan XXIII, Santa Catalina y Hospital Español hay casas instaladas a metros de las vías, y los cerramientos son inexistentes o muy precarios. Las obras tienen un costo de $ 200 millones y esperan terminarlas en ocho meses. La intención es que con el cerco se puedan evitar tanto accidentes, como robos y que usen estos sectores como basural, en los casi 17 problemáticos kilómetros que atraviesan este último Distrito.
El tren que conecta la estación de Haedo con la de Temperley tiene 30 servicios diarios (15 de ida, y 15 de vuelta) y tarda más de una hora entre un punto y otro. Según datos de Trenes Argentinos lo usan por mes unas 5 mil personas, aunque esta estadística sólo cuenta a quienes suben en las cabeceras porque en la mayoría de las estaciones intermedias no hay vendedores de boletos ni quien controle los pasajes. Pero casi siempre las formaciones circulan llenas de gente, sobre todo los días en que funciona La Salada.
Se trata de 35,5 kilómetros de doble cerco (de ambos lados de la vía). Y la instalación tiene un plazo de ejecución de 220 días”
Hasta el momento, y a pesar de los reclamos, nunca se había realizado un cerramiento seguro del recorrido dejando expuestos a los vecinos que viven en los alrededores. También a los pasajeros, que muchas veces deben cerrar las ventanillas o alejarse de las puertas porque desde afuera tiran piedras o suben con el tren en marcha para robar. Durante la gestión anterior habían presentado un petitorio con firmas y fotos del lugar para solicitarle a las autoridades del Ministerio de Transporte que se realizara esta obra, pero recién ahora avanzaron en el proyecto.
“Se trata de 35,5 kilómetros de doble cerco (de ambos lados de la vía). Y la instalación tiene un plazo de ejecución de 220 días”, explicaron en Administración de Infraestructuras Ferroviarias Sociedad del Estado (ADIFSE). Ya empezaron a realizar los trabajos preliminares para del proyecto.
“Uno de nuestros objetivos es mejorar la seguridad en las líneas ferroviarias de AMBA. Esta obra prioriza el ordenamiento de los espacios para delimitar la parte operativa del tren de la zona vial y de los límites municipales, separando la circulación de las formaciones de la de los vehículos y los peatones. Los cercos existentes son heterogéneos. Hoy hay tramos con alambrado, postes y varillas de madera o muros correspondientes a medianeras”, detallaron en ADIFSE.
Las zonas más complicadas están entre Turner y Kilómetro 34 (son los barrios Obrero, 2 de Abril, Juan Manuel de Rosas, Antártida Argentina, y también el Néstor Kirchner, San Sebastián y Olimpo, de Parque Barón). “En ningún caso serán afectadas las viviendas. Según cada tramo, se evaluará la distancia entre el cerramiento y las vías para no afectar las casas”, aclararon. Para hacer el cerco colocarán una doble reja o new jersey de cemento con rejas arriba, como se hizo en otros ramales. Dejarán espacios para pasos a nivel, cruces peatonales y estaciones.
Según contaron en la Delegación Municipal de Santa Catalina de la Comuna de Lomas de Zamora, además de la seguridad, los basurales y la falta de higiene en los alrededores de las vías son las dos principales quejas de la gente. Y al pertenecer al ferrocarril no pueden intervenir para realizar mejoras. En noviembre de 2014 la situación había alcanzado un pico de conflicto en la zona tras la muerte de una persona arrollada por una formación. Según los familiares el joven estaba inconsciente, durmiendo sobre las vías y el tren lo atropelló. Luego de las pericias establecieron que podrían haberlo arrojado allí ya muerto. Lo cierto es que durante varios días tuvieron que suspender el servicio porque había gente que tiraba piedras y subía a las formaciones a agredir al personal. Los trabajadores hicieron un paro exigiendo que en cada uno de los servicios viajara un efectivo de la Policía Federal para preservarlos. Así sucede desde entonces.
Sergio Méndez, vecino de Villa Albertina, dijo: “Lo usaba para ir a Temperley, pero lo dejé de tomar porque había cancelaciones y no podías confiar en el horario. Pero me ha pasado de estar arriba del tren y que la Policía pase diciendo que cerremos las ventanillas porque cuando pasaba tiraban piedras”. Por su parte, Norma Gómez, vecina de Budge, aseguró que algunas zonas son «un peligro porque hay chicos están jugando a la pelota en el medio de la vía. Es una mugre. Nos cansamos de quejarnos porque tiran cualquier cosa, y es un asco. Nadie se hace cargo de limpiar, ojalá que si ponen esa protección al menos esté más prolijo”.
