Trenes que no pasan, retrasos de más de 10 minutos o averías en las instalaciones de Cercanías de la Comunidad de Madrid. Las redes sociales se han convertido en uno de los principales canales de quejas de los usuarios de Cercanías, que hartos de sufrir incidencias constantes, utilizan esta vía para mostrar su descontento. Las reclamaciones van dirigidas, sobre todo, a líneas que cubren el tramo entre Atocha y Chamartín, como la C-7 (Chamartín-Alcalá de Henares), la C-2 (Chamartín- Guadalajara), la C-4 (Parla-Alcobendas) y la C-3 (Chamartín-Aranjuez). «Mi experiencia es pésima. Las averías y retrasos son diarios, sobre todo entre Atocha y la estación de Chamartín», asegura con tono cansado Laura Torres. Para poder llegar a su oficina utiliza todos los días la línea C-7 desde Coslada hasta Nuevos Ministerios y allí engancha con la C-4 hasta Tres Cantos.
Según cuenta, es «raro el día» en el que se encuentra con demoras de menos de diez minutos. Como ella, Cristina García, usuaria de la línea C-2 durante más de diez años y también activa en reivindicaciones a través de sus redes sociales, coincide en la impuntualidad del servicio: «Nunca, ni una sola vez que yo recuerde, he llegado en el tiempo marcado. Dicen que el trayecto entre Guadalajara y Chamartín dura 40 minutos y siempre se prolonga 15 más de lo previsto», explica.
Para ella, una de las causas del retraso podría ser que «el tren siempre se para antes de entrar a Chamartín unos cinco minutos, no se sabe por qué, y eso poco a poco va retrasando el tiempo». Sólo en lo que va de mes de abril, Cercanías Madrid ha anunciado en su cuenta oficial de Twitter más de 25 retrasos en la línea C-7 y de 22 en la C-2 -sin contar los retrasos por causas ajenas a la empresa-. Sin embargo, ni el número de demoras contabilizadas ni las quejas de los usuarios coinciden con los datos oficiales facilitados por Renfe, según los cuales la puntualidad del servicio es casi absoluta. Según datos facilitados por la compañía,
en 2015 la puntualidad del servicio de Cercanías en Madrid fue del 97,3%. En este sentido, aseguran que en la última encuesta de calidad realizada, que data de 2014, «un 77,6% de los clientes se declara satisfecho o muy satisfecho con el servicio que presta Cercanías Madrid, frente al 4,8% que está muy o bastante insatisfecho».
Quejas sin respuesta
La falta de facilidades y la ausencia de tiempo para interponer quejas formales es lo que lleva a usuarios como Blanca Palacios, también viajera habitual de la C-7, a quejarse a través de las redes.
En su descripción en Twitter ella misma lo reconoce: «Mi timeline es, básicamente, incidencias de @cercaniasmadrid». En su caso, admite haber puesto «varias quejas formales», pero sin respuesta. «Cuando he pedido un justificante porque llegaba tarde a trabajar por culpa de un retraso escandaloso en el Cercanías, los propios trabajadores de Renfe han puesto problemas para dármelo», añade.Nuria Giménez, usuaria de la C-7 y la C-10, hizo lo mismo una vez que estuvo «más de una hora y media esperando en el andén de la C-10».
Ahora, intenta sustituir alguno de sus viajes en Cercanías por el Metro, aunque tenga que hacer más transbordos, ya que «nunca se cumplen los horarios y es imposible enlazar los dos trenes de Cercanías». En lugar de quejas formales, ella utiliza Twitter para expresar sus reclamaciones porque, según explica, es «el único sitio donde contestan a los usuarios». Plataformas digitales como Salvemos Cercanías, se hacen eco de las continuas quejas de los usuarios por problemas en la red de transporte y coinciden también en que las líneas C-7 y C-2 son las más problemáticas. Para ellos, «esto es consecuencia de años de recortes, EREs en las empresas públicas y externalizaciones en mantenimiento y otras funciones».
