El incidente que el jueves provocó la interrupción de los servicios ferroviarios entre las estaciones de Figueres Vilafant y Camp de Tarragona y que afectó a 20 trenes y 7.000 pasajeros tuvo su origen en el corte del cable de fibra óptica por un hipotético (las autoridades se encuentran en este momento investigándolo) acto de vandalismo. ¿Para qué se utiliza este material más conocido popularmente por el suministro doméstico de internet? ¿Por qué resulta tan esencial para el funcionamiento del tren de alta velocidad, capaz de interrumpir por completo la circulación en una de las líneas más utilizadas de la red española de alta velocidad?
Adif dispone de una red de 16.130 kilómetros de fibra óptica instalada a lo largo de todo el tendido ferroviario español, de los cuales 600 kilómetros se ubican en los anillos metropolitanos de Madrid y Barcelona. En la alta velocidad resulta esencial, hasta tal punto que si sufre una interrupción, como la ocurrida el pasado jueves, los trenes se quedan incomunicados o «ciegos» (según la jerga de los técnicos del sector) y, acto seguido, se paran de manera automática. «La fibra óptica es el medio de transporte de la comunicación más rápido y fiable, por su resistencia a las perturbaciones radioeléctricas», explican fuentes de la sociedad pública titular de la infraestructura ferroviaria. Este material es el responsable de transmitir la información relacionada con la señalización y el suministro de energía entre el tren y los puntos de control desde los que se supervisa y dirige la circulación ferroviaria.
Actualmente, explican desde Adif, conducir un tren de alta velocidad es un proceso sumamente automatizado en el que prácticamente se registra la actividad de cada centímetro de la vía: la infraestructura manda constantemente señales del punto en el que se encuentra el tren, su velocidad, los desvíos que debe tomar, los lugares en los que debe desacelerar, si caen objetos que se pueden interponer en la trayectoria del convoy, las grabaciones de las cámaras de seguridad… Toda esa avalancha de información se dirige hacia los pequeños edificios de control que se extienden, cada 20 y 30 kilómetros, por el recorrido de la vía. Estos la recopilan y la transportan posteriormente, por medio de los cables de fibra óptica, a los centros de control que se encuentran en cada línea ferroviaria. Por ejemplo, en el AVE Madrid-Barcelona este se ubica en Zaragoza, en el tren de alta velocidad a Sevilla en la estación de Atocha (Madrid) y en el que se dirige a Valencia, en Albacete.
De manera paralela, el tren ofrece información sobre su alimentación eléctrica, si se mantiene a niveles adecuados y no sufre cortes de tensión. Esta información también viaja a través del cable de fibra.
Aparte de Renfe, los operadores (Al-Pi, British Telecom, Cableuropa, Cogent, Colt, Islalink, Jazztel, Orange, Telefónica, Vodafone, VSNL) aprovechan la instalación para prestar servicios de telecomunicaciones a los viajeros. En incluso hay proyectos piloto, como el de la Universidad Rey Juan Carlos, que utiliza la instalación de Adif para comunicar sus campus.
El cable se diferencia fácilmente de la catenaria y del tendido de cobre: se despliega en canalizaciones situadas a ambos lados de cada vía en una instalación principal y otra supletoria, para evitar que la red colapse en el caso de que falle la primera.
ABC
