jueves, mayo 2, 2024
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España: 130 años de historia ferroviaria

Desde la llegada del primer tren a Ermua, se han producido grandes cambios en el paso del ferrocarril por la localidad

Este mismo año se ha derribado la estación de Ermua. Fue el pasado mes de febrero cuando el edificio que albergaba la oficina del jefe de estación, las canceladoras, las máquinas y las ventanillas para la compra de pasajes pasó a la historia. Otro gran cambio en la comunicación ferroviaria local ahora que están a punto de cumplirse los 130 años desde que llegará el tren a Ermua, según recoge el historiador eibarrés Jesús Gutiérrez Arosa en el libro ‘125 años de ferrocarril en Ermua, Eibar y Elgoibar’. La primera línea ferroviaria llegó a Ermua en septiembre de 1887, aunque la primera estación se inauguró en 1910 y el edificio tal y como se conocía en la actualidad fue reformado a principios de los 50.

Después de casi 70 años el pequeño edificio de la calle Izelaieta se ha derribado para dar paso a una nueva estación más moderna, menos ruidosa y con mayor seguridad, que sustituirá a la que no por pequeña tenía menor importancia, ya que el transporte ferroviario ha sido fundamental en la historia de todos los municipios en el siglo XIX. De hecho, hasta la creación del ferrocarríl no existían medios para facilitar la movilidad de materiales y personas. Cada pueblo era un mundo cerrado y de un alcance limitado. Por ejemplo, ir de Bilbao a Donostia suponía un viaje de tres días de duración.

Por ello, fue tan importante el 19 de septiembre de 1887 cuando «la reina regente visitó Ermua, entre otros municipios». «La familia real hizo una breve parada previa y fue recibida con cohetes, chupinazos y música de tamboril», según se explica en la publicación.

La construcción de la línea fue muy dificultosa y precisó del impulso y del compromiso de personas particulares. En Ermua pusieron dinero para que la línea llegará al municipio el propietario José María Orbe y Gastaín, y el armero José María de Ariño y Areitio, ya que eran los más interesados en que los intercambios comerciales e industriales se produjeran con celeridad.

El citado volúmen califica el enclave de la estación de Ermua como «verdaderamente peculiar», ya que está encajonada entre un puente sobre el río Ego, en su recorrido hacia Eibar y un paso a nivel. Todo ello en pleno centro urbano y en el entorno de una curva cerrada de 80 metros de radio y 220 grados de desarrollo.

Cuando se construyó esta línea la estación de Ermua contaba con un andén y una pequeña caseta para los viajeros. A partir de 1940 se reformaron las instalaciones y se añadió un almacén para mercancias y también se añadió una pequeña vía de apartadero. Esa vía se eliminó hacia principios de los 50 y poco después se reformó el edificio y se construyó una segunda planta. Este último edificio de dos plantas es el que desde entonces se ha conocido como la estación y que ha desaparecido hace pocos días del paisaje urbanístico de la villa.

Bombardeos e inundaciones
La estación de Ermua ha sufrido durante la historia importantes percances. Desde los bombardeos de la Guerra Civil, por ser el lugar de aprovisionamiento de armas y tropas, hasta los embates de la fuerza de la naturaleza, con las inundaciones del 26 de agosto de 1983, hasta las de 5 años después, en julio de 1988, en la que los problemas surgieron de los desprendimientos.

Otras fechas a destacar fueron el inicio del servicio del tranvía de cercanías en 1988, con una cadencia de 30 minutos entre tren y tren, o la eliminación del paso a nivel con barreras de la calle Izelaieta, que en 2007 resolvió el problema importante de seguridad que existía. Por este paso a nivel, que bajaba sus barreras 120 veces al día, pasaban diariamente 5.000 personas y 4.000 vehículos. Por último en 2012 comenzaron las obras para la construcción de la nueva estación, que tras un parón, se han retomado en 2016.

Fuente y fotografía: elcorreo

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