POR JAIME VENTURA
Tan fácil como ponerte a construir tu propio tren de juguete, con las piezas de tu baúl. Tan complicado como un simulador de gestión puede llegar a ser. Así es Train Valley, un pequeño título de corte independiente que ha salido de Early Access hace pocas semanas, que pretende ponernos a construir vías, gestionar el tráfico y evitar accidentes en Europa, América, Japón y la URSS a través del tiempo, de 1830 a 2020.
Cuando comienzas una nueva partida en títulos como Banished o Sim City, puedes enfocar las horas que vas a pasar delante del ordenador de dos maneras muy distintas. Como alguien que solo quiere ver crecer una sociedad e ir superando los retos que le han impuesto los programadores, o como el que ya viene de títulos de simulación social y busca un punto de inflexión en su trama que haga de este género algo por lo que seguir teniendo el hype bien alto.
Por suerte o por desgracia, Train Valley pertenece al primer caso, aunque no por ello deja de ser un título al que debemos dedicarle algunas líneas. Es el juego al que quisimos jugar en los noventa, con todo lo que por aquel entonces necesitábamos. Pero ya vamos peinando canas y necesitamos más de un género que ofrece tantas posibilidades en sus mecánicas, que no innovar es a veces la parte mas complicada.
En Train Vallley podemos optar por tres modos de juego. El modo clásico nos brinda una suerte de escenarios que cruzan el mundo entero desde el industrial siglo XIX hasta el actual siglo XXI.
Desde que vimos el primer tráiler de Train Valley pudimos apreciar que su estética no reportaría gran fidelidad a la realidad, no por ello pierde atractivo, pero las aproximaciones a los países que nos presentan, son un compendio de tópicos que funcionan en las películas de Pixar, pero que aquí se hacen algo pesados y predecibles.
La mecánica no es complicada. Deberemos llevar a nuestro tren a su destino conectando dos estaciones de trenes sin quebrar nuestra empresa, sorteando las inclemencias temporales, los problemas del terreno y debiendo cumplir una serie de objetivos antes de llegar. Como cabría esperar, los tiempos del trayecto y el estado en el que se encuentre el tren al final de su trayecto nos reportarán mas o menos beneficios.
Siempre tendremos que encontrar el terreno adecuado para llegar a nuestro destino. Es notable la falta de elementos como puentes o pasadizos en algunos momentos de la partida que nos faciliten el acceso a través de ríos o montañas.
Conforme vamos ganando dinero, nuevas estaciones harán acto de presencia en los mapas. Llegados a un punto de nuestra partida, podremos controlar varios trenes al mismo tiempo, controlar que los trenes lleguen a su destino correcto y estar atentos a qué intersecciones debemos cambiar manualmente para encauzar nuestras máquinas. Esto hace que esta mecánica, cumpla todos los objetivos que esperaríamos de un título como Train Valley.
Realmente nos preguntamos si la sucesión de niveles en las diversas áreas geográficas son un reto diferente, o es el mismo rollo que sustituye una pagoda por una tienda de skate, o un volcán por una rotonda.
El segundo modo es el modo Sandbox. Este modo solo estará disponible como versión alternativa de los mapas que vayamos completando. En él, los recursos no serán un problema que debamos tener en cuenta, solo tendremos que disponer a nuestro antojo los diferentes elementos y disfrutar del paisaje siendo todo lo creativos que queramos con las estructuras.
Una vez comprendida la mecánica de este modo, se hace bastante aburrido jugados dos o tres niveles, ya que no tiene ninguna particular innovación frente a lo ya visto.
El último modo sería el modo de escenarios aleatorios, que simplemente nos plantea situaciones inesperadas y diferentes en cada partida. Alarga la vida, pero no amplia contenidos ni tampoco ofrece novedades, por lo que si lo cogemos una vez superada la campaña y con el modo sandbox trillado, no habrá demasiada chicha en esta modalidad.
Train Valley es simple y directo, fácil de controlar y dominar hasta, por momentos parecer insultante. Esto es una virtud y una lacra ya que nos permitirá engancharnos rápidamente, pero también nos hará cansarnos con mayor presteza de lo que nos gustaría, solo continuando por lo complejo que puede llegar a hacerse el reto de superar los niveles más complicados. Ni en los gráficos ni en el sonido destacada, quedándose en una ‘clase media’ cómoda que le permite cumplir con el expediente.
EL VEREDICTO
Train Valley, que podéis conseguir en Steam por 9,99€, es un juego para echar unas partidas y que aunque cueste decirlo, no recordaremos mucho una vez pasados los años. Las colisiones destruyen las vías y a veces hacen que tengamos que pasar el resto de la partida como espectadores de una inminente quiebra. Su estética minimalista es uno de sus fuertes junto con las limitaciones impuestas por las épocas en las que juguemos, pero una vez completado el modo standard no tendremos la sensación de que hemos jugado a un concepto compacto que de libertad al jugador, si no mas bien hemos ayudado a que una historia escrita no tenga errores en su transcurso
